1 may 2009

Aitana Sánchez-Gijón, Maribel Verdú, Pere Ponce y Antonio Molero, en el Teatro Olympia de Valencia

Representan “Un dios salvaje” hasta el próximo domingo diez de mayo.

Valencia, 01/05/2009
Un niño de nueve años ha golpeado a otro en un parque. Los padres deciden mantener una entrevista para arreglar el asunto con civismo. Benévolos y conciliadores, tienen un discurso común tolerante y comprensivo. Pero, con la misma sutileza con la que inician su conversación, comienza un cambio de actitud en ellos. Un pequeño cambio que lleva a otro mayor y, así, hasta desembocar en un enfrentamiento abierto que tropieza con cualquier acuerdo pacífico. Ambas parejas defienden su territorio hasta que la lucha es de todos contra todos. Es el momento en el que surge del interior de cada uno de ellos ese “Dios salvaje” que se rebela contra la insatisfacción de sus vidas. 

Así es la trama de “Un dios salvaje” que Aitana Sánchez-Gijón, Maribel Verdú, Pere Ponce y Antonio Melero representan en el Teatro Olimpia de Valencia hasta el próximo domingo diez de mayo. La obra está dirigida por Tamzin Townsend y se basa en el texto de la autora francesa Yasmina Reza. El texto indaga en las fisuras de los planteamientos éticos que tiene el mundo y, según los protagonistas, “plantea un alto nivel de exigencia para los actores porque se trata de mantener el tono de comedia pero sin perder ni un momento en sentido de la realidad”. Aseguran también que el público se sentirá identificado con una obra “familiar” y con unos personajes que mantienen un gran número de contradicciones dentro de su aparente nivel de personas civilizadas.

El texto hace que los espectadores reflexiones sobre distintos aspectos: “¿Qué sucede cuando la educación, las buenas maneras y los códigos de convivencia se derrumban? ¿Por qué sólo somos capaces de defender lo nuestro sin entender ni compartir lo ajeno? ¿Qué pasa cuando los padres son peores que los hijos? Reza ha escrito una profunda tragedia cuyas situaciones, tan extremas como reales, la convierten en una desternillante comedia. Eso sí, dejando intacto el mensaje sobre la complejidad en las relaciones humanas.” En otros aspectos, “es un regalo para los actores porque está lleno de sutilezas y ofrece muchas posibilidades para dar matices a las respectivas interpretaciones”.

La directora de la obra, Tamzin Townsend, desvela que “la primera vez que leí el texto pensé que era una obra muy divertida; la segunda vez, pensé que era muy difícil; la tercera entendí que era una auténtica tragedia disfrazada de comedia… Y, cuando me puse a trabajar con ella y a pensar en el montaje, me pareció una partitura indescifrable. Lo que Yasmina plantea es una guerra sin muertos. Una batalla en la que la agresividad, la falta de compasión y la crueldad son sus principales ingredientes y la risa del espectador es el necesario contrapunto”.

Un dios salvaje (Le dieu du carnage) se estrenó en diciembre de 2006 en Zurich (Suiza); más tarde, en París, dirigida por la propia autora y con Isabelle Huppert en el reparto; y, poco después, en Londres con Ralph Fiennes entre sus protagonistas.