José Cendón con su libro. Autora foto: Susana Alfonso
«Circulábamos a toda velocidad en un vehículo todoterreno, con una zamarra cubriendo nuestras cabezas. Todo había sucedido muy deprisa. Colin y yo nos dirigíamos hacia el aeropuerto de Bossaso para abandonar Somalia cuando el coche de nuestros escoltas se puso a nuestra altura. Nos ordenaron que parásemos y, apuntándonos con sus Kalashnikov, nos traspasaron apresuradamente a su vehículo para emprender la huida: nuestros guardaespaldas nos habían secuestrado.»
Así describe José Cendón el momento de su secuestro en Somalia. Era 26 de noviembre, y al fotógrafo freelance José Cendón le quedaban por delante cuarenta días de cautiverio en Somalia. Durante ese tiempo tuvo que lidiar con la incertidumbre, el miedo, la culpa y los «piratas de tierra» que los mantenían retenidos en medio de ninguna parte. Pero también hubo espacio para el humor y para el análisis de una realidad que en demasiadas ocasiones los medios de comunicación tienden a entremezclar con la ficción. “A mí no me interesa sino tratar de contar lo que pasa en un país tan peligroso como Somalia. Por eso he contado lo que sé después de vivir allí, de hablar con mucha gente y de investigar hasta donde he podido”. José Cendón fue secuestrado en un país donde la ley no existe y las armas son un instrumento habitual de diálogo y en este libro aportas la verdad de una persona que, aun habiendo sido rehén, no deja de luchar por la suerte de África “donde vivo desde hace muchos años. Cuando estuve secuestrado tenía un sentimiento de culpabilidad por el sufrimiento que le estaba causando a mi familia. En cuanto a mis raptores, no tengo el síndrome de Estocolmo sino un absoluto desprecio porque me privaron de la libertad. Sí que tuve un dilema moral porque pensaba que no se debería pagar y ceder al chantaje, pero mis ganas de salir de allí eran más grandes que mis principios y para salir la única solución es pagar”.
En el prólogo del libro, Isaac Rosa escribe: “Si a cualquiera de ustedes, a mí mismo, nos secuestran unos piratas somalíes y nos mantienen cuarenta días en una cueva, tras ser liberados no hablaríamos de otra cosa el resto de nuestra vida, y además escribiríamos una crónica extensa y minuciosa de nuestro cautiverio, un relato dramatizado con todo detalle, día a día, hora a hora. Incluso habríamos pedido a los secuestradores un cuaderno para llevar un diario y así no olvidar nada cuando pudiéramos contarlo, escribirlo. Vean, sin embargo, a Cendón. Parece que le cuesta hablar de su secuestro. No es que no lo haga, al contrario: lo cuenta, mucho y bien. Pero de lo que menos habla es de sí mismo, de su vivencia más personal, de qué sintió en esos cuarenta días. Habla mucho de sus captores, de su compañero de secuestro, de quienes le traicionaron, de quienes le liberaron. Y cada pocas páginas sale de la cueva, monta el teleobjetivo y mira
todo lo que hay en los alrededores, todo aquello que está de fondo, y de lo que el secuestro solo es síntoma: la devastación —nacional, humana y medioambiental— de Somalia; y por extensión de buena parte de África”.
Y el propio José Cendón afirma que “el libro estaba planificado desde hace tiempo y sólo la causalidad ha hecho que su presentación en Valencia y en España haya coincidido con el secuestro del Alakrana. Un secuestro, por otra parte, que siempre pensé que acabaría bien porque los piratas somalíes manejan muy bien los negocios, tanto legales como ilegales, y cada secuestro, para ellos, es un negocio. Dicho esto, es necesario destacar la responsabilidad del mundo occidental ya que los piratas son antiguos pescadores y guardacostas que se rebelaron contra la pesca ilegal y los vertidos radioactivos en sus costas. Y en Somalia, o pagas o te quedas allí. No hay más opciones”.
Sobre el autor
José Cendón, 35 años, estudió Ciencias Económicas, cine y Ciencias de la Información, antes de dedicarse completamente al fotoperiodismo. De 2002 a 2004 trabajó como reportero independiente y fotógrafo en Colombia, Venezuela y Palestina, colaborando con la Agencia Cover. En 2004 viajó a Darfur donde se
dedicó exclusivamente a la fotografía, y comenzó a trabajar con la agencia estadounidense AP y la francesa AFP.
En 2005 viajó a Ruanda donde vivió durante dos años para cubrir la Región de los Grandes Lagos africana (Ruanda, República Democrática de Congo, Burundi y Uganda) colaborando con AFP y diversos medios internacionales. En la actualidad reside en Etiopía desde donde trabaja como fotógrafo independiente cubriendo una gran extensión del continente africano.
En 2007 recibió un primer premio en el World Press Photo, otro primer premio en Pictures of the Year y una mención de honor en el prestigioso Leica Oskar Barnack, además de haber sido seleccionado para la publicación anual American Photography.
En 2009 recibió dos Menciones de Honor, una en el prestigioso concurso estadounidense Best of Photojurnalism y otra en el China International Press Photo Contest.
Sus fotografías han aparecido publicadas en diferentes medios internacionales como el New York Times, Washington Post, National Geographic, Time, Newsweek, The Guardian, The Sunday Telegraph, Le Monde, Leica World, Courrier International o The Atlantic y también han sido objeto de diversas exposiciones individuales y colectivas en diferentes partes del mundo. Algunos de sus trabajos pueden ser vistos en www.lightstalkers.org/josecendon
