Un barranco, un molino abandonado, una leyenda, una doncella y, al fondo, la Sierra de Mariola son los elementos de la última ruta del Grupo de Senderismo Puçol, realizada el domingo 3 de abril, una travesía a pie por la Baronía para descubrir un paisaje de leyenda
Puçol, 08/04/2011, Paco Ramírez
Cuenta una leyenda que “cada cien años aparece una doncella vagando por el Barranc de l’Encantà, la misma esconde dentro de la profundidad de la quebrada un fabuloso tesoro que pertenece a los últimos moriscos expulsados de estas tierras y que, para salvaguardar tan valioso tesoro, encantaron una joven: quien divise a dicha doncella, no debe perseguirla o desaparecerá sin dejar rastro. Debe esperar a que la joven se acerque y responder a la pregunta que le formule desde el corazón. Sólo entonces recibirá todos los tesoros escondidos”.
Hecho este preámbulo la ruta parte desde la Baronía, en la localidad de Planes, una ruta que de inicio nos conduce por cultivos de cerezos, que en esta época del año presentan un colorido espectacular, pues están en plena flor, recordando estampas del Valle del Jerte.
Tras un paseo por los cultivos de cerezos y almendros la ruta nos encamina hacia la quebrada de l’Encantà, un barranco corto pero intenso, encajonados entre la Sierra de Cantalar y el Tossal del Pedregal.
Nuestro primer punto de interés es el Gorg del Salt: se trata de un salto de agua que alimenta una poza cristalina, un remanso de paz que te invita a un chapuzón.
Tras un relax, nueva caminata para llegar al Molino de la Encantada, cuyas paredes cubiertas de hiedra son mudo testigo de su abandono: restos que en su día albergaron una actividad frenética y que hoy la exuberante vegetación ha relegado al olvido. Aprovechamos en este singular paraje para refrescar nuestros acalorados pies dentro de varias pozas de cristalinas aguas.
Nuestra ruta prosigue a través del angosto barranco por un sendero con vistosos panoramas por la parte alta, bajo los riscos de la Sierra Cantalar, contemplando al otro margen del barranco la Penya de L’Espill y el Morro de la Encantada.
Desembocamos a un camino rural, desde donde divisamos el Benicadell y la Sierra de Mariola con un testigo de excepción, el embalse de Beniarrés, alimentado con las aguas del río Serpis.
Durante el regreso, sólo quedaba preguntar a los senderistas si alguien vio a la doncella de la leyenda. La respuesta fue unánime: “ya quisiéramos, ya”.
Nos vemos la próxima ruta: el Moncabrer.
Puçol, 08/04/2011, Paco Ramírez
Cuenta una leyenda que “cada cien años aparece una doncella vagando por el Barranc de l’Encantà, la misma esconde dentro de la profundidad de la quebrada un fabuloso tesoro que pertenece a los últimos moriscos expulsados de estas tierras y que, para salvaguardar tan valioso tesoro, encantaron una joven: quien divise a dicha doncella, no debe perseguirla o desaparecerá sin dejar rastro. Debe esperar a que la joven se acerque y responder a la pregunta que le formule desde el corazón. Sólo entonces recibirá todos los tesoros escondidos”.
Hecho este preámbulo la ruta parte desde la Baronía, en la localidad de Planes, una ruta que de inicio nos conduce por cultivos de cerezos, que en esta época del año presentan un colorido espectacular, pues están en plena flor, recordando estampas del Valle del Jerte.
Tras un paseo por los cultivos de cerezos y almendros la ruta nos encamina hacia la quebrada de l’Encantà, un barranco corto pero intenso, encajonados entre la Sierra de Cantalar y el Tossal del Pedregal.
Nuestro primer punto de interés es el Gorg del Salt: se trata de un salto de agua que alimenta una poza cristalina, un remanso de paz que te invita a un chapuzón.
Tras un relax, nueva caminata para llegar al Molino de la Encantada, cuyas paredes cubiertas de hiedra son mudo testigo de su abandono: restos que en su día albergaron una actividad frenética y que hoy la exuberante vegetación ha relegado al olvido. Aprovechamos en este singular paraje para refrescar nuestros acalorados pies dentro de varias pozas de cristalinas aguas.
Nuestra ruta prosigue a través del angosto barranco por un sendero con vistosos panoramas por la parte alta, bajo los riscos de la Sierra Cantalar, contemplando al otro margen del barranco la Penya de L’Espill y el Morro de la Encantada.
Desembocamos a un camino rural, desde donde divisamos el Benicadell y la Sierra de Mariola con un testigo de excepción, el embalse de Beniarrés, alimentado con las aguas del río Serpis.
Durante el regreso, sólo quedaba preguntar a los senderistas si alguien vio a la doncella de la leyenda. La respuesta fue unánime: “ya quisiéramos, ya”.
Nos vemos la próxima ruta: el Moncabrer.
