Los problemas se resuelven desde dentro. Es algo que debería saber muy bien el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que recordemos es europarlamentario. Pues bien, le parece perfecto el “no” para el referéndum griego. Un “no” que puede llevar al abismo, hoy está en su borde, al país heleno.
Si bien es cierto que la Unión Europeo se ha preocupado más por cuestiones crematísticas, preservando los egoísmos nacionales de los países miembros y permitiendo las distancias y sensibilidades ante los problemas reales de este espacio entre el Norte y el Sur, también ha provocando beneficios impensables hace unas décadas. No voy a enumerarlos porque son más que evidentes.
Y frente a este preocupante populismo, que en España ya estamos sufriendo con medidas más propias de hace cuarenta años, por decir algo, el PP sigue sin acertar en la necesidad de imprimir a su acción política medidas y acciones acertadas de cara a una sociedad muy machacada, desilusionada, hastiada y decepcionada ante tanto sufrimiento y corrupción. Pero sobre todo, ante el bajo nivel mostrado por la mayoría de sus responsables políticos.
Quien tampoco acierta, pero por sus ansias de acceder al poder, es el PSOE que no ha dudado en aliarse con esas fuerzas populistas para conseguir su objetivo, pensando que al final van a ganar, ellos, la batalla: los socialistas. Me temo que no. Que la sociedad les va a pasar factura.
Además, se está produciendo un hecho en las redes sociales a nivel ciudadano o simpatizante que es muy preocupante y me provoca, particularmente, mucha desazón: el alto nivel de beligerancia ante el contrario sin escatimar insultos, imágenes degradantes y opiniones nada democráticas. En definitiva, una falta total de respeto a la convivencia al suplantar el ataque hasta cruel por los argumentos.
El escritor y filosofo italiano Humberto Eco afirmaba hace unas semanas que herramientas como Twitter y Facebook «dan el derecho de hablar a legiones de idiotas», y censuró que permitan que la opinión de los “necios” consiga tener la misma relevancia «que la de un premio Nobel». “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios”.
Y le recuerdo al señor Iglesias que en el país heleno, por poner otro ejemplo, de las miles y miles de piscinas privadas solo unas pocas estaban declaradas. Y que los más ricos, que también son griegos, son los que pueden salvarse. Y la clase media, que dudo que ya exista, y los más pobres son los que van a sufrir aún más las consecuencias de un no.
Pero claro, el líder de Podemos no vive en Grecia y puede sacar más de 60 euros diarios de los cajeros automáticos. Tampoco dice nada de las acciones arbitrarias del Gobierno de Maduro que no duda en encarcelar quién le critica.
La coherencia es algo que debe ser innato en los responsables políticos y más cuando su objetivo es llegar a la máxima autoridad política y representativa de un país.
La doble moral, la doble vara de medir son instrumentos de doble filo, además de absolutamente rechazables.
Unos y otros nos siguen considerando tontos a los ciudadanos. Pues no los somos. Por lo menos la inmensa mayoría.
