Esther Tusquets. Autora foto: Susana Alfonso
Valencia, 08/12/2009
Esther Tusquets, a lo largo de muchos años, decía en privado: ”Acabaré siendo una vieja dama indigna, haré lo que quiera y diré todo lo que pienso”. Y así es: “la vieja dama indigna” en la que voluntariamente se ha convertido dice lo que piensa de todo y de todas las personas (famosas y no famosas) a las que da cabida en estas memorias, segunda parte de su exitoso Habíamos ganado la guerra. Una gran cantidad de lectores escribieron a Esther Tusquets pidiéndole que prosiguiera con el relato de su vida. Afortunadamente, les hizo caso. El resultado son estas Confesiones de una vieja dama indigna, un libro verdaderamente insólito en nuestras literatura debido a la sinceridad, el desgarro, la osadía y la naturalidad con que la autora nos habla de su vida privada, sensual y amorosa. “Bueno, en realidad, he contado sólo lo que he querido y no siempre con nostalgia. Eso sí, me hubiera gustado contar con mi hermano para escribirlo pero no ha podido ser. En cualquier caso, son unas confesiones restringidas porque nunca te desnudas del todo”.
Desde la época en que termina los estudios universitarios y crea Editorial Lumen, hasta ahora mismo, cuando la autora tiene 73 años y acaba de perder a su último amor, Esther Tusquets narra la vida cultural de las gentes protagonistas de la llamada “gauche divine” barcelonesa con la sinceridad y pasmosa franqueza que caracteriza a la autora y que, dada la hipocresía y la corrección política imperante en la sociedad actual, son motivo de escándalo y de polémica. Una voz desmarcada y sincera, tremendamente emotiva y lúcida, de una valentía temeraria. “Después de mi jubilación he trabajado en lo que he querido, algo, por otra parte, también había conseguido hacer en durante mi vida profesional, vida que me ha dado el privilegio de conocer a grandes autores (algunos de ellos, por cierto, auténticamente insoportables. También es cierto que mantengo grandes amistades que se forjaron durante esa época”.
Uno de los objetivos de este libro bien podría ser la constatación de esta etapa de su vida: “Que la vida humana no parece tener mucho sentido –y, si lo tiene, escapa a nuestra comprensión, que viene a ser lo mismo-, que la vida es un disparate, que es cierto que los hombres mueren (todos) y que (la inmensa mayoría) no son felices, y, lo que es peor, que no entendemos lo que nos está ocurriendo, pero sabemos que ocurre algo que no entendemos: al contrario del resto de los animales, el ser humano es lo bastante listo para plantearse las grandes, las eternas preguntas, pero no para hallar respuesta a la más insignificante de ellas”.
¿Ha sido feliz Esther Tusquets? “Me alegro de haber nacido… Nada me he perdido por prudencia o pereza, le he arrancado a bocados a la vida –a las buenas o a las malas, y algunas veces a un precio exorbitante, por eso me siento exonerada de darle las gracias- cuanto ha puesto a mi alcance. Tal vez, mantengo la asignatura pendiente del teatro pero, de lo demás, lo he hecho casi todo”.”.
De muchas de esas cosas que la vida ha puesto a su alcance y ella le ha arrancado (trabajos y días, amigos y amores, libros y noches, perros y viajes) trata este libro, excelente por varios motivos. Porque está escrito con magnífica prosa, rebosante de inteligencia, humor e ironía, y porque trata de un tiempo fascinante en que los editores eran aventureros idealistas, la izquierda era divina y cualquier noche podía salir el sol.
Lleno de recuerdos, de humor, de retratos de gente y de la Cataluña y la España de entonces, el libro de Esther Tusquets contiene también alguna declaración de principios digna de Oscar Wilde: “Una es capaz de privarse de todo menos de lo superfluo”. Y, a ratos, ese tono nostálgico, lírico, digno de la autora de El mismo mar de todos los veranos; sólo que ahora no es un recurso literario, sino la concreta y real sensación del paso del tiempo o del tiempo que ya ha pasado:
Sobre la autora
Esther Tusquets nació el año 1936 en Barcelona, donde ha residido casi permanentemente. Cursó estudios de Filosofía y Letras) en las universidades de Barcelona y Madrid. Dirigió durante cuarenta años Editorial Lumen. Se inició tardíamente como escritora, el año 1978, con la novela El mismo mar de todos los veranos, a la que siguieron El amor es un juego solitario, Varada tras el último naufragio, Para no volver, Con la miel en los labios, Correspondencia privada y ¡Bingo! Ha publicado, además, dos volúmenes de relatos (Siete miradas en un mismo paisaje, La niña lunática y otros cuentos), Confesiones de una editora poco mentirosa, la recopilación de textos ensayísticos Prefiero ser mujer y varios libros para niños. Sus novelas han sido traducidas a diversos idiomas, obteniendo un notable éxito de crítica. Habíamos ganado la guerra (Bruguera, 2007) es el primer volumen de sus memorias.