Valencia, 28/06/2012, S. Soria
Los presidentes y la diplomacia es un libro imprescindible para conocer los secretos de la diplomacia española de los últimos treinta y cinco años, secretos que se conocerán a cargo de un testigo de excepción: Inocencio Arias. También es un revelador viaje por la política internacional de la mano del único diplomático que ha trabajado codo a codo con los cinco presidentes de la democracia en España. Pero, a todo esto, ¿qué es la diplomacia para Inocencio Arias? Pues “la diplomacia es el arte de lo posible. Un diplomático de carrera es un funcionario que trata de ejecutar lo mejor posible las órdenes del gobierno. Y si no le gustan, le queda la opción de dimitir“. Y después reconoce que se hizo diplomático “porque quería conocer otras culturas, vender España y, además, ver mundo y conocer a otras gentes”. En términos más estrictos, podemos citar el artículo 3 del convenio de Relaciones Diplomáticas para conocer mejor a qué se dedica y cuáles son las funciones de una misión diplomática. Son, de forma muy resumida: Representar al Estado, proteger sus intereses, negociar, informar y fomentar las relaciones económicas, culturales y científicas. Así y todo, explica el autor, “hay compatriotas, sobre todo los viajeros, que no comprenden exactamente lo que puede y no puede hacer” una embajada o un consulado.
Los presidentes y la diplomacia es un libro imprescindible para conocer los secretos de la diplomacia española de los últimos treinta y cinco años, secretos que se conocerán a cargo de un testigo de excepción: Inocencio Arias. También es un revelador viaje por la política internacional de la mano del único diplomático que ha trabajado codo a codo con los cinco presidentes de la democracia en España. Pero, a todo esto, ¿qué es la diplomacia para Inocencio Arias? Pues “la diplomacia es el arte de lo posible. Un diplomático de carrera es un funcionario que trata de ejecutar lo mejor posible las órdenes del gobierno. Y si no le gustan, le queda la opción de dimitir“. Y después reconoce que se hizo diplomático “porque quería conocer otras culturas, vender España y, además, ver mundo y conocer a otras gentes”. En términos más estrictos, podemos citar el artículo 3 del convenio de Relaciones Diplomáticas para conocer mejor a qué se dedica y cuáles son las funciones de una misión diplomática. Son, de forma muy resumida: Representar al Estado, proteger sus intereses, negociar, informar y fomentar las relaciones económicas, culturales y científicas. Así y todo, explica el autor, “hay compatriotas, sobre todo los viajeros, que no comprenden exactamente lo que puede y no puede hacer” una embajada o un consulado.
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