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16 oct 2009 NCV (Noticias Comunitat Valenciana)

“El silencio de los claustros”, un caso sin precedentes para la inspectora Petra Delicado

Última novela de Alicia Giménez Bartlett

Valencia, 16/10/09
Al comienzo de esta nueva aventura de la inspectora Petra Delicado, ella está empezando una nueva vida con un nuevo marido que viene nada menos que con cuatro hijos de sus dos matrimonios anteriores. Su ayudante, el subinspector Garzón también estrena vida de casado. Así, las vicisitudes personales de ambos se entrecruzan a lo largo de la novela con el caso que les toca resolver.

El caso –y el lugar al que les va a llevar- no cuenta con precedentes en el historial de Petra y Garzón. Un monje del monasterio de Poblet aparece asesinado en un convento de monjas; y ha desaparecido la momia de un beato medieval que se guardaba y veneraba en dicho convento. Así que Petra y Garzón tienen que lidiar con toda una comunidad de religiosas, especialmente con una madre priora, sor Guillermina, autoritaria, fumadora y charlatana, que se convertirá en una peculiar antagonista de Petra y en un personaje inolvidable para el lector. Y en más de una ocasión tendrán que recordar a las monjas que, dentro de su convento, rigen las mismas leyes que regulan la vida de la sociedad.

La muerte del monje que estaba investigando y restaurando la momia, el robo de ésta y el misterioso mensaje dejado por el asesino resultan de lo más desconcertante. ¿Se trata de un psicópata movido por el fanatismo religioso? Tras esa hipótesis inicial, ciertas pistas apuntan también a una posible venganza por hechos ocurridos CIEN AÑOS antes, en la SEMANA TRÁGICA EN BARCELONA, en la que abundaron las quemas de conventos.

Sin poder abandonar ninguna hipótesis porque ninguna llega a ser lo suficientemente sólida, Petra y Garzón continúan sus pesquisas, mientras sufren la presión de sus jefes, la inexperiencia del juez que lleva el caso, el afán de protagonismo del portavoz de la comisaría y la vanidad y pedantería del psiquiatra que les adjudican como asesor (y que no dará ni una en su retrato del posible asesino). Con toda esa carga encima, no hay manera de llevar una tranquila vida de casados. El trabajo se interfiere constantemente y, no sólo es imposible respetar los horarios y compromisos familiares, sino que las anteriores esposas de su nuevo marido se le echan encima a Petra por la nefasta influencia que, según ellas, ésta ejerce sobre sus hijos.

El silencio de los claustros tiene los mejores ingredientes de la serie de Petra Delicado. Una de los puntales de la novela es la galería de personajes que contiene, empezando por la pareja protagonista. Ella hace honor a su nombre, es dura y delicada a la vez.

Garzón es “la realidad en estado puro”, alguien que había firmado al nacer un pacto con la vida; en hombres como él, piensa Petra, mora la esencia de la felicidad. Los diálogos cáusticos, brillantes y llenos de humor que protagonizan son otra gran baza del relato. Pero el resto de los personajes están a la altura. Personajes más complejos de lo que parecen a primera vista, como sor Guillermina, mucho más inocente y frágil de lo que aparenta, o la policía Sonia, valiente y, sobre todo, más inteligente de lo que la propia Petra piensa. O la hermana Domitila, la bibliotecaria erudita y aviesa, digna heredera del monje bibliotecario Jorge de Burgos. O los propios hijos del marido de Petra, avispados como ellos solos, que se preguntan lo mismo que el lector: “¿la monja mala y la novicia estaban liadas?”.

El contexto es un país un poco absurdo, que sigue enzarzado en disputas feroces por su pasado reciente. Pero en el que también abundan los bares y la gente sabe disfrutar de la vida, porque, como se dice en la novela, el hermoso Mediterráneo es muy distinto de los amenazantes y oscuros mares nórdicos. Un país con nuevas familias, como la actual de Petra Delicado, llena de hijastros, hermanastros y madrastras.

En cuanto a la policía en la que Petra y Garzón trabajan, es una policía moderna y, por ello, sometida a las servidumbres de la imagen. Y también una policía muy real, humana y convincente; es decir, que muchas veces no sabe por donde tirar y llega a resolver los casos “de puta casualidad”.

Mientras sigue esas pistas, se desespera y se reconcilia con la vida (normalmente, tras beberse unas buenas cervezas con Garzón) Petra, nuevamente recién casada, reflexiona sobre el matrimonio, la fragilidad de la armonía doméstica o el amor, esa planta delicada, necesitada de cuidados constantes. Y llega a algunas conclusiones interesantes, como que, de todas las modalidades posibles de bronca, la conyugal es la más tonta y la que más rápidamente se arma.

Sobre la autora  
Alicia Giménez Bartlett (Almansa, 1951) vive desde 1975 en Barcelona. Ha publicado, entre otras, las novelas Una habitación ajena (Premio Femenino Singular 1997) y Días de amor y engaños. Con la serie protagonizada por la inspectora Petra Delicado se ha convertido en la autora española policíaca más leída en el mundo. Los títulos anteriores son: Ritos de muerte (1996), Día de perros (1997), Mensajeros en la oscuridad (1999), Muertos de papel (2000), Serpientes en el paraíso (2002), Un barco cargado de arroz (2004) y Nido vacío (2007). Acaba de recibir el prestigioso Premio Raymond Chandler que antes distinguió a Le Carré, Grisham o P.D. James.



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