Último libro de Adela Cortina
Valencia, 09/07/2009
La dignidad de la persona es el fundamento de los derechos humanos, la clave para ser miembro de la comunidad moral y política. Sin embargo, en las últimas décadas el movimiento animalista propone extender las fronteras de la persona, la dignidad, la comunidad y los derechos más allá y más acá de la especie humana. Desde su perspectiva, algunos animales son personas y algunos seres humanos no lo son, cualquier ser valioso debería formar parte de la comunidad moral y política, una auténtica democracia tendría que incluir a todos los seres que tienen un valor. El libro de Adela Cortina discute estas corrientes y propone un modelo de sociedad democrática, atenta al valor de los animales y comprometida con la dignidad de los humanos.
Los seres humanos son seres valiosos por sí mismos. Poseen una dignidad y su valor es absoluto, no relativo ni sólo instrumental. Son un fin en sí mismos, y nunca una herramienta con fines independientes de ellos mismos. Éste es, para Adela Cortina, el núcleo de la ética moderna, su auténtico punto de partida.
Sin embargo, ¿qué sucede con aquellas realidades no humanas que también poseen un valor por sí mismas, no instrumental? Es el caso de la naturaleza o el patrimonio artístico y, por supuesto, de los animales. Cuando se propone que las personas tienen preeminencia desde el punto de vista ético frente a estas realidades, se suele acusar de quien lo hace de «especismo», entendido como «un prejuicio o actitud parcialmente favorable a los intereses de los miembros de nuestra propia especie y en contra de los de otras», según el Diccionario de Oxford. O sea: una cosmovisión que da preferencia a los humanos frente a los animales, y otorga sólo a ellos tanto derechos como obligaciones morales.
Las fronteras de la persona aplica el sistema de pensamiento ético-filosófico de Adela Cortina a este interrogante. Tal sistema, «ética de la razón cordial», parte de la ética comunicativa, según la cual es la razón la que otorga categoría moral al ser humano en virtud de su capacidad de reconocimiento recíproco entre dos seres humanos, de crear una intersubjetividad humana. Sin embargo, para Adela Cortina no es sólo la razón lógico-formal la que construye tal intersubjetividad, sino la razón encarnada en un cuerpo humano: la capacidad de sentir emociones, de emitir juicios, de estimar valores.
Desde esta perspectiva filosófica, la autora se pregunta «si es preciso llevar el lenguaje de los derechos y de los deberes más allá de los límites de la reciprocidad, más allá del reconocimiento recíproco». Y éste es el propósito de
Las fronteras de la persona: estudiar y reflexionar críticamente en torno a las nuevas propuestas contrarias a la idea de si el ser humano es el único que forma parte del núcleo duro de la ética y la política modernas, para trazar con ellas un debate y llegar a unas determinadas conclusiones.
Este libro se divide en nueve capítulos para dialogar con los (muy diversos y heterogéneos) enfoques o puntos de vista en los que se articulan aquellos que rechazan al ser humano como sujeto exclusivo de la ética moderna (llamados «animalistas» por analogía con la expresión «humanistas»), o sea, por los movimientos de defensa y liberación de los animales.
Sobre la autora
Adela Cortina es catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, ciudad en la que nació y donde cursó sus estudios de licenciatura y doctorado en Filosofía, que profundizó en las Universidades de Múnich y Fráncfort, como becaria del DAAD y de la Alexander von Humboldt-Stiftung. Es directora de la Fundación ÉTNOR y miembro electo de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Entre sus libros cabe recordar Ética mínima (1986), Ética son moral (1990), Ética aplicada y democracia radical (1993), Ética de la empresa (1994), Ciudadanos del mundo (1997), Hasta un pueblo de demonios (1998), Alianza y contrato (2001), Por una ética del consumo (Taurus, 2002) y Ética de la razón cordial (2007).
